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La decadencia de un medio ambiente lacerado.


















“Es triste pensar que tanta belleza éste enterrada bajo el silencio del pasado, que todas estas cosas que tan intensamente deleitaron a nuestros antepasados se hayan convertido en cosas pasadas”. Donald Grout, fragmento del último párrafo de su History Of Opera (1965)

Hoy más que nunca el escenario ambiental nos plantea retos ineludibles. A pesar de los innumerables tratados como el de Estocolmo en 1972, la Conferencia De Río Sobre el Ambiente y el Desarrollo Humano en junio de 1992, así como trascendentales convenciones, a pesar de estos compromisos internacionales, todavía se mantiene un marcado desdén hacia los desafíos básicos en los cuales se enfocó la Cumbre de Rió como son: El desarrollo sostenible, el clima y la biodiversidad.

 El objetivo de este análisis es cimentar nuestras cuestionantes y propuestas en una introspectiva hacia las distintas problemáticas emanadas de los daños causados al medio ambiente, sustentado en un estudio cuantitativo y cualitativo de los efectos que se evidencian en nuestra realidad ambiental y que acarrea de manera acelerada la decadencia de nuestros recursos naturales. Consideramos esencial partir de los desafíos planteados por la cumbre de Río, incluyendo otros matices que en la actualidad representan una asignatura pendiente para la humanidad, como son; la falta de una estructura normativa ambiental responsable y el antropocentrismo cotidiano.

La problemática mundial es escalofriante. De acuerdo a los datos establecidos, la excesiva expansión en la utilización de la tierra está provocando que estemos perdiendo 50 especies de plantas y animales por día, siendo las principales causantes de esta destrucción el uso de la tierra para fines mineros, agrícolas, de monocultivos, de bosques y de asentamiento humano. En el caso específico de la República Dominicana estos desafíos son perceptibles a través de diversos conflictos, ya que el trabajo de la tierra, es decir, la producción agrícola, el trabajo del campesinado, ha sido desplazado por lo que podríamos llamar La implementación de áreas mineras multinacionales”. Así también la apatía institucional por parte de los organismos encargados de regular este tipo de acciones, hacen que sin lugar a dudas el escenario ambiental dominicano y latinoamericano esté sumergido en una profunda crisis, no sólo en cuanto a la preservación, también en aquéllos valores que son la base para elevar con efervescencia los cuestionamientos hacia las acciones lesivas contra el medio ambiente.

 Los recursos naturales no son inagotables. El informe de Desarrollo Humano para América Latina nos plantea que el mayor problema para nuestra región no es el agotamiento de los recursos renovables: Una de las mayores complicaciones es “la destrucción de los recursos renovables y los niveles de contaminación”9. La lucha hacia un desarrollo sostenible debe ser imperecedera. El desarrollo sostenible debe entenderse como el cambio en nuestro estilo de vida, que en esencia está enfocado en el consumismo descontrolado sin alternativas eficientes. Al establecerse que “mil alemanes consumen 10 veces más recursos de la naturaleza que mil personas de países en vía de desarrollo”; que “en América Latina y el Caribe cada año se pierden 495 millones de hectáreas de bosques”… Esto indudablemente nos debe hacer pensar que debemos “cambiar el rumbo”, como lo plantea el Business Council for Sustainable Development (BCSD) en su libro Changing Course .

En los últimos tiempos hemos podido percibir un notable desequilibrio climático, habiendo sido azotados por innumerables tormentas tropicales causantes de daños materiales y la pérdida de vidas humanas. ¿Por qué es imperioso que en la agenda político-ambiental el clima se incluya como una prioridad? De acuerdo a estudios realizados, un creciente número de tormentas ha conllevado a que el gasto anual de los daños causados por este tipo de fenómenos atmosféricos esté alrededor de los cincuenta billones de dólares, siendo los países de escaso desarrollo los más afectados, por ejemplo, en el 2009 en Centroamérica los vestigios de la tormenta IKE cobraron la vida de 192 víctimas, de acuerdo al Dr. Garry Bell, experto en estudios oceánicos y Atmosféricos; ese mismo año unas 1000 personas perdieron la vida a causa de inundaciones en los países del Caribe, incluidos Cuba, Haití y República Dominicana.

 Actualmente los(as) ciudadanos(as) de los países latinoamericanos y el Caribe han cuestionado, a través de diversas manifestaciones, la implementación de empresas mineras que se dedican a la extracción de oro, como es el caso de la multinacional Barrick Gold. Con presencia en países latinoamericanos como: Perú, Chile y República Dominicana, esta empresa, además de ser ampliamente cuestionada por los métodos lesivos que emplea para operar, ha generado un escenario donde se demuestra la benevolencia por parte de las autoridades hacia las multinacionales, evidenciándose la falta de una estructura normativa responsable, permitiéndose que en el contrato suscrito con la Barrick Gold el Estado dominicano sólo reciba el 3.2% del retorno neto de fundición, además de no haberse establecido un saneamiento de las zonas mineras y de las innumerables denuncias realizadas por habitantes de las zonas que fueron despojados de sus tierras.

 Indudablemente que rechazamos la forma y el fondo de los métodos empleados por las multinacionales, las cuales, en gran medida sin la supervisión adecuada, contribuyen a la decadencia de nuestro medio ambiente. Sin embargo, con esa misma vigorosidad cuestionamos lo que llamamos el creciente antropocentrismo cotidiano, el cual hace que nos coloquemos como el centro de lo creado; teoría que reafirmamos en el día a día con una marcada indiferencia y maltrato hacia los demás recursos naturales, a través del principio “el centro y el fin absoluto”, o en palabras más simples, como diría el profesor Ángel Pichardo, sin importarnos el otro, la otra, el ambiente… En definitiva, la naturaleza.


Concluyendo:

* La economía y el medio ambiente no tienen que estar divorciados. La implementación de técnicas e instrumentos tecnológicos siempre debe procurar la preservación ambiental, ya que valorando los recursos naturales se incrementan nuestros recursos económicos, especialmente en los escenarios rurales.

* Necesitamos respuestas públicas coherentes y dinámicas. Consideramos que la creatividad en una sociedad con innumerables luchas de intereses es una de las claves para que en la problemática del medio ambiente puedan generarse técnicas, mecanismos y reformas ambientales eficientes.

* La educación desde los primeros años de vida, el amor hacia la naturaleza, nos harán comprender de manera indeleble que la superioridad y el maltrato de una especie hacia otra es lo que suscita la decadencia de nuestros recursos naturales, y, que a pesar de los adelantos tecnológicos, “somos igualmente diferentes”, porque nuestra preexistencia coexiste de manera indisoluble con la vida en todas sus manifestaciones.

Felicia Tavàrez .

Una versión de este artículo fue publicada en la Revista Jurídica Communis Opinio . Edición Derecho Ambiental. Año 2  Edición regular No. 24 del 31 de Marzo del 2010

Seguir el enlace:  

http://www.pucmm.edu.do/RSTA/Academico/Facultades/Sociales/Departamentos/DER-Carrera/Documents/BoletinCommunisOpinio22431Marzo2010.pdf

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