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Los 3 pilares ausentes para el empoderamiento de la mujer. III-Pilar: Educación





Nuestro último pilar, pero no menos importante es la educación, a través de esa herramienta de conocimiento, poder y oportunidades se pueden romper innumerables paradigmas que obstaculizan la inserción en diversos ámbitos. La educación es un derecho inalienable y universal. Aunque la educación superior en las mujeres ha tenido notables avances, cometeríamos un error al no tomar en cuenta a la mujer indígena y campesina que también carece de ese derecho. Cómo se traduce que dos de las terceras partes de los 875 millones de adultos analfabetos son mujeres y la mitad de todas las mujeres en África y la región Árabe son analfabetas, que nombre le colocaríamos ¿Discriminación? ¿Exclusión? ¿Marginación?

Un aspecto que contribuye a incrementar el modelo androcéntrico y la ausencia de empoderamiento es la forma en que se educa, las informaciones en los textos, pero sobre todo el tipo de paradigma que se utiliza como referente de lo humano que por lo general es el patriarcal. Aunque en relación al lenguaje de género hemos obtenido avances la tarea sigue inconclusa, ya que notamos como se nos atribuyen las siguientes características: débiles, emocionales, sensibles... Estas perspectivas aunque para muchos/as sean insignificantes son las que nos inyecta nuestra cultura, limitando en esencia nuestra capacidad de decisión. A través de un proceso educativo ininterrumpido las mujeres podemos combatir de manera eficaz la ausencia del bienestar social y económico.

De la estructura educativa emana la disminución de enfermedades sexuales y embarazos prematuros o no deseados. Sin duda que la educación representa un pilar fundamental para generar oportunidades económicas, de empleo, de seguridad y confianza.Sin embargo, en la actualidad los avances siguen siendo desalentadores y a la vez relativos, tenemos países donde la escolaridad básica es en gran parte cubierta, pero en la secundaria sólo alcanza un tercio, también se debe considerar la población urbana y rural donde hay marcadas diferencias y deprimentes cifras. Mucho se ha comentado sobre la cantidad de mujeres en las aulas universitarias que sin lugar a dudas es un gran avance, no obstante, nos preguntamos ¿Cómo, para que y desde que perspectiva se están educando?

Concluyendo:

• No se trata de visualizar a la mujer superior al hombre, se trata de reconocer nuestras diferencias, pero que estas no generen desigualdad. 

• Cumplir con la representación en los diferentes órganos de poder de nuestros países es esencial para materializar el principio de igualdad y sobre todo el bienestar social.

• Debemos caracterizarnos por crear consciencia sobre el tema y empoderarnos por nuestra inteligencia.

• Subrayando lo establecido en la conferencia celebrada en Pekín “Quienes creemos en la igualdad, y por ende en los sexos, deberíamos luchar por una sociedad nueva y un derecho nuevo basado en que las personas, y por ende, las mujeres y los hombres, somos igualmente diferentes e igualmente semejantes y que ni nuestras diferencias ni nuestras semejanzas deberían ser una razón para que unos/as dominen y exploten.

¡De esa manera continuaremos allanando el camino!…

Notas:

Conferencia de Beijing, en línea: http://www.un.org/spanish/conferences/Beijing/fs2.htm.

La educación de las mujeres de la Marginalidad a la coeducación, María Subirats. Comisión económica para América Latina y el Caribe.

Informe. Promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. The Global Gender Gap Report 2008.

Informe Sobre Desarrollo Humano, Republica Dominicana 2008, Desarrollo Humano Cuestión de
Poder.

Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer “Convención Belem de Dopara.

Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer
(CEDAW).

Autora: Felicia Tavàrez Suárez

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Los 3 pilares ausentes para el empoderamiento de la mujer. II-Pilar: Empoderamiento político



La política desde sus inicios ha mostrado un marcado distanciamiento a los aportes que puede realizar la mujer, en este importante escenario antiguamente se llego a pensar que las mujeres no teníamos las facultades necesarias para emitir juicios y contribuir con la construcción de una sociedad justa a través de la política, pero ¿Qué tanto a cambiado nuestra realidad? Ante esa situación el Consejo General de las Naciones Unidas con profundo desconcierto ha reconocido que los niveles de representatividad y de liderazgo político de la mujer son mínimos, su secretario General Ban ki-Moon se ha comprometido en fortalecer la igualdad desde ese organismo, sin embargo, las cifras siguen siendo desalentadoras.

  
 En el poder ejecutivo la representación de la mujer en países como: Brasil, Uruguay, Perú, Guatemala, y República Dominicana no alcanzan un 10%, en el escenario legislativo en  países latinoamericanos  la representación es de un 10,3%. En la República Dominicana la ley electoral  ordena  una cuota femenina de un 33% cifra que a pesar de ser preocupante y mediocre logran evadir los principales organismos. Un ejemplo de la escasa responsabilidad de organismos como la Junta Central Electoral y los partidos políticos dominicanos  lo indica el  informe sobre Desarrollo Humano(PNUD) cuando plantea que: “Para las elecciones municipales, en vez de buscar formas de ofrecer un porcentaje de sindicaturas a mujeres colocan a hombres como candidatos a síndicos y a mujeres como vicesindicas, cuando estas carecen de funciones reales. Postulan a las candidatas donde el partido tiene menos probabilidades de ganar” Esa es una de las leyes que no se cumple y por lo tanto el panorama político femenino sufre las consecuencias. La representación de la mujer de acuerdo a la cuota establecida no alcanza el 33%.


¿Qué genera la falta de empoderamiento político? Uno de los principales inconvenientes de la falta de empoderamiento de la mujer en ese escenario es la ausencia de sus intereses, es decir, las agendas se hacen en esencia desde una perspectiva androcéntrica. Coincidimos con Alda Facio. "los legisladores tienen plena ignorancia sobre las convenciones internacionales respecto al tema". Priorizando la inclusión política de la mujer se obtienen grandes avances en la esfera ciudadana, social, cultural y económica de un país. En ese sentido nuestros congresos o parlamentos necesitan de una profunda modernización, porque la fortaleza e igualdad en nuestros órganos de poder no se miden por la cantidad de leyes, sino por medidas eficientes, sostenibles y participativas en ese y otros escenarios.


Autora: Felicia Tavàrez Suárez



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Los 3 pilares ausentes para el empoderamiento de la mujer. I-Pilar: Empoderamiento Económico

“Entiendo que muchas mujeres hoy en día trabajan por obtener una mayor tajada de la torta, pero yo no lo voy hacer... Porque prefiero trabajar para cambiar la receta”.

Las convenciones, resoluciones y asambleas que han manifestado una profunda preocupación  por el incremento de la violencia de género han decidido sancionar la discriminación, reconocer el goce y el ejercicio que le corresponde a la mujer para obtener un real empoderamiento en los distintos escenarios sociales, políticos, y culturales. Sin embargo, percibimos que las políticas implementadas se han quedado en un profundo letargo abrazadas de la quietud que padecen los distintos órganos legislativos encargados de impulsar reformas y debates para mejorar y concientizar sobre esta problemática de escala mundial.

Sin dudas que en materia de género se ha logrado sustanciales avances como por ejemplo; La IV conferencia sobre la mujer celebrada en Pekín, La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) celebrada el 3 de septiembre de 1981, La Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer “Convención Belem Do Para” celebrada el 9 de junio de 1994 en Belem Dopara, Brasil , la resolución dada en Madrid, España el 4 y 5 de febrero del 2004, la posición de la ONU, entre otros enfoques adoptados en diversos escenarios internacionales . No obstante, estos y otros esfuerzos no han sido suficientes, hemos sentido que las circunstancias empeoran y que las causas se asemejan es por ello que en este análisis distinguimos la ausencia de 3 pilares para el empoderamiento de la mujer: educación, empoderamiento económico y participación política, estos pilares al no estar presentes nos aparta de la igualdad y limita  las oportunidades.

Se ha llegado a pensar que la situación de violencia o segregación que padece la mujer es natural e incluso se ha pretendido justificar las acciones llevadas a cabo contra la mujer por motivos ideológicos y culturales situación que repudiamos y consideramos es uno de los mayores desafíos que se le presenta a la humanidad. Partiendo de la idea de que, a través del empoderamiento económico emanan mayores recursos y se suscitan mejores capacidades es que entendemos la prioridad que tiene este pilar. No se trata de victimizar la situación de la mujer, entendemos que hombres y mujeres somos diferentes pero también nos preguntamos ¿Por qué nuestras diferencias deben provocar desigualdad? La realidad es que, en el ámbito laboral la tasa de desempleo en la mujer es más elevada, como señalan diversos informes económicos los recursos que emergen de programas de asistencia social son cada vez más restringidos hacia las mujeres y si a eso le sumamos la limitación del tiempo a causa de  nuestras responsabilidades familiares para insertarnos en el mercado laboral vemos como la ausencia de oportunidades en el área económica para la mujer es constante.

¿Por qué es fundamental el empoderamiento económico de la mujer? Es sustancial porque de acuerdo a un estudio realizado por la CEPAL el 19% del crecimiento de un país puede generarse por el incremento de la participación de la mujer en la economía. Es indiscutible que el desarrollo humano debe estar enlazado al poder, pero ¿Qué generamos con la participación de la mujer en la economía? De acuerdo con diversos estudios: “se desarrollan de manera eficaz el consumo y la asignación de recursos hacia los hogares, se estimulan las inversiones de capital humano”, además se genera progresos sustanciales en el bienestar de las familias, se aumenta su poder de negociación y se eleva el poder de decisión de la mujer en distintas áreas.

Lamentablemente nuestra realidad muestra un marcado desdén hacia aquellos avances que generarían una inclusión coherente de la mujer en la economía. Mientras los primeros lugares respecto a la participación económica de la mujer le corresponden a países europeos, para América Latina representa un desafío transcendental, esto según el informe “The Global Gander Gap Report”. Esa misma realidad demuestra el estudio realizado por el Foro Económico Mundial donde señala que de 58 países estudiados los últimos lugares corresponden a Brasil, Argentina, República Dominicana y México, con excepción de Costa Rica que ocupa el puesto 18 de ese ranking.

Autora: Felicia Tavàrez Suárez



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